Todos los mamíferos tienen una reproducción sexual, por lo que es necesario la presencia de las células reproductoras sexuales (óvulos en la hembra y espermatozoides en el macho) para realizarse; éstas son las que contienen la información genética necesaria para que después de la fecundación (unión entre estas dos células), se origine un individuo completo con las características propias de la especie.
En el caso de los mamíferos actuales más primitivos (los monotremas, que carecen de mamas y se reproducen por huevos), existe un oviducto conectado a un ovario en cada lado del cuerpo; la parte superior corresponde al útero y la inferior a la vagina de los demás mamíferos. Esta zona inferior desemboca en un tracto que también recibe la orina de la vejiga y juntos se abren a un orificio común, la cloaca. La transferencia de las células sexuales masculinas a la hembra se realiza por una simple yuxtaposición de las cloacas de ambos sexos. En el resto de los mamíferos dicha transferencia tienen lugar por medio de la introducción del pene del macho en la vagina de la hembra, proceso que se conoce con el nombre de cópula; después de la fecundación del óvulo, el desarrollo embrionario ocurre en una cavidad (útero), dentro del cuerpo de la madre. En el caso de los marsupiales, el periodo de gestación dura entre 10 y 15 días, las crías nacen en un estado prematuro y la mayoría de su crecimiento se realizará en la bolsa marsupial que tiene su madre. Una gran mayoría de mamíferos van a desarrollar una estructura especial llamada placenta, que consiste en una envoltura a través de la cual se alimenta el feto en desarrollo y también expulsa los productos de desecho. Las crías de mamífero nacen en un estado que no es lo suficientemente desarrollado como para que lleven una vida independiente, por lo que después del nacimiento recibirán los cuidados maternos durante un periodo de tiempo que varía según las especies.
Por Ejemplo:
León miembro de la familia de los Félidos que en tiempos pasados estaba distribuido por toda África y desde Europa hasta Irán e India. Hacia 1900, los leones se habían extinguido en Siria; en la actualidad, los leones salvajes euroasiáticos se encuentran sólo en el santuario de Gir, en la India. En África, los leones habitan al sur del desierto del Sahara, en particular en el parque nacional del Serengeti, en Tanzania, y en el parque nacional Kruger, en Sudáfrica. Esta reducción drástica del área de distribución ha sido la consecuencia directa de la ocupación de las sabanas por el hombre y el ganado doméstico. Los cazadores y pastores cazan a estos animales con facilidad debido al hábitat abierto donde viven. Sin embargo, en las zonas protegidas, los leones constituyen un foco de atracción para los turistas y, dentro de estas áreas, su supervivencia no está amenazada.
Reproducción del león
Los leones son polígamos y la hembra cría cada 18 o 26 meses en estado natural; en cautividad, los leones se reproducen una vez al año. Tras un periodo de gestación de 110 días, la hembra pare un número de cachorros comprendido entre uno y cuatro, que nacen con un pelaje denso y moteado. En cautividad, un león puede vivir hasta los 30 años de edad, pero en la naturaleza la media son los 12 años para los machos y 16 años para las hembras.